El empecinamiento del gobierno de la República en mantener activo este frente a cualquier costa para salvar Madrid alargó la ofensiva innecesariamente, prolongándose las operaciones hasta bien avanzado el mes de diciembre de 1936, más allá incluso de lo razonable, aumentando considerablemente el número de bajas de una batalla de desgaste absurda, pues ya no tenía visos de prosperar. El grado de destrucción de la villa alavesa y de los terrenos que sus vecinos empleaban para sus explotaciones agrícolas y ganaderas fue enorme, y prácticamente no hubo casa que no se viese afectada por los continuos bombardeos de la artillería vasca, pasando a ser conocida como "villaescombros". La escenografía de la Asociación Sancho de Beurko ha pretendido mostrar un puesto de escuadra de los defensores en el interior de una casa derrumbada, llegando a explorar en Recreación Histórica las posibilidades de lo que se conoce como arqueología experimental. Para ambientar al lector se acompaña este trabajo de algunas imágenes de archivo de Legutio durante la batalla.