Cuando las primeras unidades estadounidenses llegaron al área del bosque de Hürtgen en el otoño de 1944 los soldados se encontraban en un periodo de transición hacia los nuevos uniformes M43, pero aún no estaban ni mucho menos generalizados y la imagen era muy parecida a la de la campaña normanda. El frío y los días grises eran la tónica habitual en aquella inmensidad boscosa por la que incursionaban las primeras patrullas del Army, a veces siguiendo pistas embarradas por las que solo se habían atrevido a pasar los blindados y otros vehículos pesados, cuyas rodadas permitían adivinar caminos a salvo de minas y otras trampas dejadas por las tropas alemanas en su retirada. Muy pronto, los estadounidenses serían conscientes de que su verdadero enemigo sería el bosque, que eliminaba la absoluta superioridad con la que habían arrasado a la Whermacht y sus reservas desde el verano, aunque nada hacía aventurar en otoño que el llamado frente de Aquisgrán les causaría 34.000 bajas y se prolongaría hasta el mes de febrero de 1945, hace ahora 78 años. Aquisgrán, la que fuese la ciudad favorita de Carlomagno, la más occidental de Alemania, caería tras seis semanas de dura lucha el 21 de octubre de 1944, pero el bosque seguiría constituyendo una frontera impenetrable que se comería divisiones enteras como la 28ª y contribuiría a que la guerra no tocase a su fin antes de Navidad. Una nueva escenografía de la Asociación Sancho de Beurko que iremos mostrando en los próximos días.