Y hoy toca hablar del resto, los marines en Luzón, que estaban desplegados en Filipinas en apoyo a las operaciones del US Army, no como infantes sino como observadores aéreos avanzados de los aviones del Marine Aircraft Group (MAG) 28, pero se vieron sometidos al fuego japonés en numerosas ocasiones en las que coordinaban el ataque de los bombarderos SBD Dauntless, y no tenían, aparte de sus armas personales, más herramienta que el teléfono, con el que contactaban con sus jeeps. Recordemos que allí había numerosos campos con personal estadounidense desde la invasión japonesa de 1942 y que Manila fue una de las ciudades más devastadas de toda la Segunda Guerra Mundial, lo que son palabras mayores que dan fe de como se libró aquella lucha, que prácticamente acabó con una presencia colonial de siglos, pero esa es otra historia.