Cuando el pasado mes de diciembre fuimos entrevistados por Iker Rioja para eldiario.es sobre nuestro calendario de Héroes vascos de la Segunda Guerra Mundial le dijimos que el único que quedaba vivo era Rudolph Iglesias. Poco sospechábamos entonces que estaba a punto de fallecer, como acabamos de enterarnos gracias a Dolores Totorica. Rudolph Iglesias Nachiondo nació en Mountain Home (Idaho) en 1924 y era hijo de los vizcaínos Saturnino Iglesias Aguirre y Rufina Nachiondo. Era buen estudiante y apasionado de la aviación, pero se alistó en el cuerpo de Marines, siendo enviado a Melbourne (Australia), donde estaba acantonada la 1° Division tras la batalla de Guadalcanal. Combatió en Nueva Bretaña, Peleliu y Okinawa, ganando la Estrella de Plata. Tras la guerra se matriculó en la universidad y se graduó en Ingeniería, pero su carrera se cortó por la Guerra de Corea, incorporándose de nuevo a los Marines. Vivió toda su vida en San Diego, donde siempre permaneció muy unido a la comunidad vasca.
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