Son numerosas las fotografías de la Segunda Guerra Mundial en las que aparecen acordeonistas amenizando a sus compañeros en el frente, pero muy especialmente entre las tropas soviéticas, que incluso cultivaron ampliamente esta imagen en la posguerra, hasta el punto de que hoy todo el mundo les asocia directamente con este instrumento, convertido ya en un icono de la cultura rusa popularizado por los coros de su ejército. Cuando los nuestros salieron de Leningrado hacia un destino desconocido e incierto a finales de julio de 1941, lo hicieron con alegría y el acordeón viene a reflejar ese sentimiento, sobre todo al principio de su despliegue en Karelia, que aparece bellísima y con todos los colores del bosque en verano. Todo eso hemos pretendido transmitir con esta escenografía que hoy les presentamos, la cual, como la del Samovar, pasa de la memoria a la arqueología experimental. Si te gusta, comparte! GRACIAS/ESKERRIK ASKO/SPASIBO!